Las vacunas no matan
Narración: ¡Hola! Soy Ixmucané Us y esto es La Luciérnaga, un espacio de información confiable para protegernos de la desinformación. La Luciérnaga forma parte de Fáctica, el proyecto de verificación del medio de comunicación Ocote.
Hace dos años inició la pandemia de COVID-19. La COVID-19 es una enfermedad producida por un virus, un coronavirus, que científicamente se llama SARS-CoV-2. La COVID-19 puede ocasionar efectos graves, como dificultad para respirar, dolor en el pecho y fatiga. Ha causado la muerte de millones de personas en todo el mundo.
Pero también, en un tiempo récord para la ciencia, menos de un año después de que empezara la pandemia, ya se habían aprobado las primeras vacunas contra la COVID-19.
Seguro has escuchado o has leído muchas cosas sobre las vacunas. Cosas ciertas, como que han ayudado a disminuir el riesgo de que nos enfermemos gravemente y que se aminoren los efectos del virus en nuestro cuerpo. Y cosas no tan ciertas, como que hay gente que se murió por haberse vacunado contra la COVID-19.
Hoy te contaré porqué esto es falso y por qué las vacunas son efectivas y seguras.
Las vacunas han sido aplicadas a millones de personas en todo el mundo y para ser utilizadas, al igual que todos los medicamentos, tuvieron que pasar por pruebas y ensayos que garantizan que son seguras. Aun así…
Emily López: Hemos escuchado bastante que la gente cree que la vacuna mata, o que en cierto punto puede llegar a crear problemas de fertilidad con las mujeres o en los hombres.
Narración: Escuchas a Emily López. Emily es miembro de la organización Wuqu’ Kiej, una alianza maya para la salud que se coordina con trabajadoras de salud en distintas comunidades de Guatemala y que ha impulsado campañas en idiomas mayas para informar sobre las vacunas contra la COVID-19.
Sobre la desinformación que menciona Emily, la encargada de promoción de la Dirección de Área de Salud de Huehuetenango, Karla Mendoza, dice que:
Karla Mendoza: Todos los mensajes que salen en redes sociales y a los que la gente tiene acceso se van como multiplicando y multiplicando y se van esparciendo. También algunos de los líderes religiosos en algunas comunidades habían mostrado su negativa hacia la vacuna.
Narración: Ante estas desinformaciones, Nancy Virginia Sandoval, especialista en enfermedades infecciosas y expresidenta de la Asociación Guatemalteca de Enfermedades Infecciosas nos explica:
Nancy Sandoval: Las vacunas contra COVID-19 nos defienden y nos permiten generar inmunidad sin pasar por la enfermedad. Las vacunas contra COVID-19 son seguras para ser utilizadas en seres humanos… Las vacunas al igual que los medicamentos no aparecen solo porque sí, tienen que pasar pruebas amplias y rigurosas para garantizar que son seguras antes de introducirlas en un programa nacional de vacunación. Y pasan fases de investigación y evaluaciones para ver si son seguras.
Narración: La primera fase de estas pruebas que menciona la doctora Sandoval, se realiza en los laboratorios. Lo que se hace en esta fase es buscar antígenos, que son los elementos que permiten activar nuestro sistema inmune, nuestras defensas, para luchar contra la enfermedad, en este caso, la COVID-19.
La fase de las pruebas en laboratorios, generalmente puede durar años, pero en el caso de la COVID-19 fue un proceso más rápido. En poco tiempo, se lograron encontrar las partes del coronavirus que pueden activar nuestras defensas.
¿Por qué? Primero, porque los laboratorios utilizaron conocimientos que tenían sobre el desarrollo de vacunas contra otros virus parecidos al coronavirus. Además, por la emergencia sanitaria mundial, algunos países, organizaciones y algunos otros sectores invirtieron fondos para que la vacuna se aprobara rápidamente.
Después de encontrar estos elementos en los laboratorios, se pasa a la fase dos: las vacunas se prueban en un grupo pequeño de personas que reciben una dosis baja para evaluar que sean seguras y ver cómo reacciona el organismo. Es decir, qué tan rápido se activan las defensas que necesita nuestro cuerpo para afrontar el virus.
Aquí nos detenemos un momento para aclarar: estas pruebas se hacen en personas voluntarias mucho antes de que las vacunas se aprueben, antes de que se vacune a la población general. Hay personas que han dicho que quienes se vacunan forman parte de un experimento, pero esto no es cierto. Las vacunas que se están poniendo ahora en todo el mundo ya fueron aprobadas y ya pasaron por todas las fases de pruebas.
Nancy Sandoval: Todas las vacunas que se administran hoy en día en el mundo y las que se administran en Guatemala han pasado por las diferentes fases de investigación y la han pasado, ha mostrado que son seguras y que son eficaces.
Narración: Continuamos. Luego de que las vacunas son probadas en un grupo pequeño de personas voluntarias, se inician las pruebas en un grupo un poco más amplio. Lo que se busca es seguir verificando su seguridad, evaluar las dosis que serán necesarias aplicar para protegernos del virus y cómo administrarlas.
Después de probar que funcionan, que son seguras y que no tienen efectos secundarios graves, las vacunas son aprobadas.
Como parte del proceso, los laboratorios están obligados a explicar qué contienen las vacunas y cómo se aplican, para que las autoridades de cada país las autoricen.
Recordemos que son laboratorios que llevan décadas trabajando en la producción de otras vacunas y otros medicamentos, que es muy probable que ya hayamos utilizado.
Ya cuando las vacunas están aprobadas y se aplican en la población general, los laboratorios siguen en constante monitoreo para evaluar los posibles efectos secundarios y verificar la efectividad.
Y entonces, ¿por qué aunque se hicieron tantas pruebas antes de aprobar la vacuna se dice que hay personas que murieron después de vacunarse contra el coronavirus?
Según la Organización Mundial de la Salud los efectos secundarios más comunes después de vacunarse son dolor de cabeza, cansancio, dolor muscular y articular, fiebre, síntomas del resfriado y dolor en el lugar de inyección. Estos efectos ya se habían observado en los ensayos clínicos de las vacunas. Y los han confirmado cientos de personas que ya se vacunaron en Guatemala, mientras que otras no tuvieron ningún efecto.
Además, hay otros efectos algo más graves pero que, según la OMS, son poco frecuentes.
Por ejemplo, la anafilaxia es una reacción alérgica grave que produce dificultad para respirar y puede ocurrir inmediatamente después de que se haya puesto cualquier tipo de vacuna. Se puede tratar con atención médica. Según los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades, de Estados Unidos, conocidos como CDC, se han identificado cinco casos de anafilaxia por cada millón de personas vacunadas en Estados Unidos.
En Guatemala, hasta ahora, solo se ha reportado un caso de anafilaxia como consecuencia de la vacunación contra la COVID-19. El Departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social se encarga de monitorear esto. Erika Gaitán es epidemióloga y la responsable de esta unidad:
Erika Gaitan: Sí tenemos un reporte de una anafilaxia de un masculino en el área de salud de Zacapa, pero el cuadro fue resuelto y fue en los primeros meses de vacunación, o sea, fue del personal de primera línea, ya te estoy hablando de hace más de un año. Después de eso no hemos tenido reporte de ningún otro caso.
Narración: Otra reacción poco frecuente, esta vez de la vacuna Janssen, son los coágulos en vasos sanguíneos y la disminución de plaquetas. Los CDC indican que de los más de los 18 millones de vacunas Janssen que se aplicaron en Estados Unidos al 24 de febrero de 2022, solo se identificaron 57 casos con esta reacción. La aplicación de la vacuna Janssen se detuvo por un tiempo, mientras evaluaban, pero luego acordaron que se corrían muchos más riesgos al contagiarse con coronavirus, que al ser vacunados.
En Estados Unidos también se registraron algunos casos de inflamaciones en el corazón, en personas de menos de 30 años. La mayoría de pacientes respondieron bien a la medicación y al reposo y se recuperaron rápidamente.
Según los CDC, los informes de muertes después de la vacunación contra el COVID-19 son poco frecuentes. En Estados Unidos, el personal de salud está obligado a notificar si alguna persona fallece después de vacunarse, aunque la vacunación no haya causado un problema de salud.
Entre diciembre de 2020 y febrero de 2022, en Estados Unidos se inyectaron más de 553 millones de dosis de la vacuna contra la COVID-19. Se notificaron más de 12 mil personas que fallecieron y habían recibido la vacuna de COVID-19.
Pero la OMS aclara: si una persona se murió luego de aplicarse una vacuna contra COVID-19 no significa que la vacuna haya sido la causa. Se pueden registrar muertes de personas de edad avanzada o que sufren enfermedades graves que no tienen por qué estar relacionadas ni con el coronavirus ni con las vacunas. Pueden ser coincidencias.
Los médicos de los CDC han revisado estos informes y confirmaron que solo hay relación entre nueve de esas muertes y la vacuna Janssen. Es decir, un muy bajo porcentaje de la población vacunada: un 0.0000016%.
¿Y qué sucede en Guatemala? Hasta marzo de 2022, las únicas vacunas que se han aplicado son Moderna, AstraZeneca, Sputnik y Pfizer. Según Erika Gaitán, de la dirección de epidemiología del Ministerio de Salud, en Guatemala, de cada 100 mil personas vacunadas contra la COVID-19, solo 42 notificaron algún efecto adverso.
Quizás conozcas o hayas escuchado hablar de una persona que se vacunó y aun así, se contagió de COVID-19 y murió.
Recordemos que las vacunas contra la COVID-19 reducen el riesgo de que enfermemos gravemente, que terminemos en el hospital o incluso, que muramos como consecuencia del virus, pero no evitan completamente que nos enfermemos y tampoco nos protegen de otras enfermedades o problemas de salud que tengamos.
Además, no todas las personas que reciben las vacunas desarrollan la protección que necesitan para defenderse del coronavirus. Esto depende de su estado nutricional, de su edad y de si han tenido o tienen alguna otra enfermedad que pueda complicar el desarrollo de sus defensas.
Te contaremos más en otro capítulo de La Luciérnaga.
Puedes escuchar las demás historias de La luciérnaga, en donde resolvemos dudas sobre COVID-19 y sobre salud en agenciaocote.com
Y recuerda: estar vacunados no significa que podamos dejar de lado las medidas de precaución como el lavado de manos, el uso correcto de mascarillas y el distanciamiento social. Es importante cuidarnos, no ponernos en riesgo ni poner en riesgo a los demás.
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La Luciérnaga es un especial de Fáctica, el proyecto de verificación de la información y detección de desinformaciones de Ocote. Somos parte de Latam Chequea, la alianza para contrarrestar las desinformaciones sobre vacunas, con el apoyo de Google News Initiative. La Luciérnaga se distribuye en alianza con radios locales y comunitarias comprometidas con la salud de sus comunidades.
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La investigación y el guion de este podcast los hice yo, Ixmucané Us.
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